Por azares de la vida, tras unos días insípidos y grises, el sol restablecido sale de entre las nubes y te renueva las energías, no hace falta que se manifieste en el gran astro amarillo que todos conocemos, sino que en ocasiones, este aparece en forma de motivación, buenas vibraciones y felicidad, la misma que me proporciona divagar por la montaña, rozar las nubes con las manos o disfrutar del deporte que más me gusta con mis mejores amigos.
Amigos para siempre...
El caso es que, tras madrugar lo justo y apretar el paso para llegar a una hora razonable al encuentro con Benja en el refugio Elola, nuestra primera opción, que era escalar los tres Hermanitos y el Perro que fuma, me pareció que podía esperar, ante la posibilidad de abrir una nueva ruta en el Risco Moreno, pared de moda no obstante, que en los últimos meses ha recibido dos rutas nuevas anteriores.
Navegando por el L3 (V)
Todo comenzó, o se fue fraguando, con una foto donde aparecen las clásicas del lugar, Kenia y Alaska, y se consolidó mientras diseccionaba los croquis del refugio, repasando los itinerarios con los que cuenta la pared. Pues, entre medias de las dos rutas anteriores, una barrera de techos parecía no tener ninguna ruta trazada. Es allí donde nos dirigimos.
Benja llegando a la cima...
Desde el suelo, todo parece evidente, Benja escala el primer largo y tras un flanqueo a la izquierda (V) coge la reunión de la Kenia (dos spits), después me toca mí, me muevo un poco a la derecha y enchufo recto, no lo veo, pues no hay nada donde meter y la caída es sobre la reunión, pufff!, meto un microfisurero, me cuelgo de él para clavarlo bien y no salta, pufff!, así que para arriba (6b oblig.), navego por la ruta a buscar un diedro vertical (6a/+) que limita la barrera de techos por su izquierda, y tras escalarlo monto la reunión a la derecha encima de una gran laja (totalmente desequipada). El último largo es el más tranquilo, una plaquita de adherencia con buena protección (V) nos lleva a un terreno asequible típico de montaña, que en poco más de 30 metros nos deposita en la cumbre.
La sonrisa se dibuja triunfante en nuestra caras, mientras descendemos de nuevo al refugio, donde Jorge Valle, otro amigo infinito, nos espera con los brazos abiertos para darnos la enhorabuena y nos deposita entre las manos un folio en blanco y un par de bolis para que le dibujemos la reseña, ¿Cuanto tardará en ir a repetirla?, espero que no mucho...
Trabajando en la reseña...
Con la música a otra parte, descendemos del Circo, pues por hoy hemos hecho bastante el mono, pero mañana habrá más en otro sitio y pasado más, esta semana hay que fundir las llemas...
Al lío!!!
3 comentarios:
¡Como me gústa!...el Circo de Gredos...revitalizado...en invierno y verano...un ir y venir de gente al encuentro de sí mismos.
¡Enhorabuena!...y...sí...Jorge no tardará en repetir la rúta.
Dádle un abrazo de mi parte.
Salúdos y..¡al lío!.
Carlos Gallego.
¡por fin cayo ese maldito diedro! pero es que habia que echarle dos huevos ¡si señor! asi se hace...lo que hace falta en Gredos lo estais fraguando vosotros...¡¡me encanta!!
Enhorabuena por esa apertura chavales !!!
Esta y la del Ameal, menudas vías !!
Diego.
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