viernes, 24 de febrero de 2012

PEÑA NEGRA DE BECEDAS: “Machaquitos de boquilla” M9, primera ascensión…

El fin de semana pasado Javi puso la primera muesca a este duro Dry del circo de Peña Negra de Becedas que equipamos hace un par de años, cotándolo de M9, pero sin referencias.

Esta vez estaba un poco justo de hielo, pues todos los años se forma la cortina inferior y esta vez no estaba, por lo que tuvo que colocar un par de friends hasta alcanzar las chapas superiores.

Dejo unas fotos que ilustran el encadene…

Al lío!!!

jueves, 23 de febrero de 2012

EQUIPO ESPAÑOL DE ALPINISMO: Una nueva etapa…

Hace días que llevo retrasando este artículo, bien por que no se muy bien que decir o igual porque me siento un poco abrumado con todo lo que conlleva para mi esta historia. El caso es que un día por otro saco mil excusas y sigo en el silencio. Pero ya hoy me he decidido y aquí estamos.

Como os comentaba en el post anterior, un mes entero preparándonos para ser alpinistas es mucho esfuerzo, pero no es nada. Sin duda ser alpinista es mucho más, es un sentimiento que se lleva dentro y es difícil expresar, como casi todo lo que sale, figuradamente hablando, del corazón.

Acudimos a las pruebas con tiempo, una semana antes. Y mientras tanto escalamos en roca, en hielo y esquiamos. Fueron unos días intensos, de fuertes sensaciones, en los que por una extraña fuerza, nos sentíamos parte de algo bonito y apasionante. Pues pertenecer al EEA era y es un premio personal lo suficientemente atractivo como para desearlo y esforzarnos por conseguirlo.

Tengo un gran recuerdo del momento de encuentro con los demás deportistas, pues tenía la suerte de conocer a muchos de ellos y saludar a los amigos que hacía tanto que no veía me pareció razón suficiente que justificaba el viaje y los esfuerzos, Jorge, Alex con los que he compartido tantos momentos, Juan, Roberto, Alberto, Lucía, Mikel, Ferrán, etc.

Y así entre risas, nervios y un ambiente muy agradable, se dio el pistoletazo de salida a un finde de vértigo, donde cada uno pretendía dar lo mejor de si mismo y buscarse un humilde puestecillo en el grupo final.

El sábado a la mañana se desarrolló la prueba aeróbica y técnica de esquí, en la estación de Cerler, con una temperatura típica de un congelador de productos ultracongelados y adornada con una ventisca de nieve polvo, que no paraban de generar los cañones de la pista. El ritmo fue alto desde el principio, hasta que nos dieron el alto los técnicos 200 metros antes de lo previsto, ya que las rachas de viento que había en el punto indicado inicialmente eran insoportables. Ninguno protestamos, pues teníamos la garganta helada y una tos común preocupante, además del frío típico de una sensación térmica extra baja.

Por la tarde le tocó el turno a la roca. Para mi lo más duro había pasado y me relajé dejando hacer lo que más me gusta, escalar. Dos vías evaluaban nuestra destreza, una de 6a+ de diedro a proteger y una segunda de 6c+/7a, también a proteger, de fisura de manos desplomada. Las vías me fueron muy bien, se adaptaban muy bien a mi estilo y las escalé cómodamente, si bien el recuerdo que me ha quedado de esta prueba fue la piña que hicimos a pie de vía para resguardarnos del frío como una colonia de pingüinos en el polo norte.

El domingo el despertador sonó demasiado pronto. Faltaban más de una hora para que saliese el sol y ya estábamos foqueando por la pista de fondo de los Llanos del Hospital para realizar la prueba de hielo en la zona de Aigualluts. La temperatura bajísima (-20ºC) nos preparo un hielo durísimo y una escalada física y vertical en la “Mamporros para todos” y en la “Luna llena”.

Con una despedida fugaz y unas palabras de ánimo finalizaron las pruebas, dejando el aire impregnado de la esperanza del sueño.

Desde mi perspectiva, estaba muy contento de cómo se había desarrollado el fin de semana. Las pruebas se adaptaron muy bien a mi perfil y me había encontrado muy a gusto en ellas, rindiendo a un buen nivel. Solo quedaba esperar hasta el miércoles próximo que salía la lista y jugar a soñar que podría estar en ella.

Y así llegó el citado día. Sin exagerar miré una docena de veces la pagina de la Fedme antes de que viese la lista de admitidos. Y por fin, comprobé que estaba en ella. Creo que no manifesté mucho mi entusiasmo. Vamos, que ni grité, ni lloré, ni cosas de esas. Pero si que me sentí orgulloso de mi mismo. Y cerrando los ojos, di gracias a todos los que me han ayudado a conseguir este sueño.

Se que en realidad, si lo pensamos un segundo, pertenecer o no a un grupo así no te limita ni te condiciona a hacer grandes cosas en la montaña, pues esa es en parte la magia de este deporte, pero si te las facilita y estoy dispuesto a aprovechar la oportunidad y disfrutarla.

Con ello abro un nuevo capítulo en mi vida deportiva. Un capítulo que al menos durará 3 años, que es lo que viene a durar el equipo actual. A buen seguro compartiré con mis compañeros momentos irrepetibles y escaladas de ensueño, buscando caminos escondidos en bellas montañas y senderos verticales en paredes añoradas.

Al lío!!!