Juanjo en el L1...
Unas veces más definido y otras menos, la vida se presenta como una sucesión de pasos llanos, con pendientes o cuesta abajo y sin frenos, con un final claro. Más veo sumamente interesante disfrutar el trayecto, deleitarse con cada centímetro, minuto o sensación, buscando en todo momento el “camino de la felicidad”, pues estamos de paso en este mundanal terreno y más bien pronto que tarde partiremos a otros horizontes, en busca de otras cimas sin sentido aparente que guardan tras de si un infinito recorrido puramente desconocido y por lo tanto atrayente.
Juanjo en el L3...
Pero mientras tanto y con el máximo respeto a todo este mundo de cuarto milenio, volveremos una y otra vez sobre nuestros pasos, descubriendo los pequeños detalles escondidos en cada esquina, disfrutando del latir desbocado del miedo que provoca el vacío, lo conocidamente desconocido al alcance de la mano, tan cerca que no somos capaces de enfocarlo, tan lejos que aunque nos estiremos solo llegamos a rozarlo en determinadas ocasiones con la punta de los dedos y aun así nos afanamos en perseguir este variopinto “camino de la felicidad”.
Segunda parte de la vía...
Sendas salpicadas de amigos como Fran y Benja, con los que hemos compartido muchas historias a lo largo de estos últimos años, momentos llenos de todo eso que nos hace estar contentos y con la sonrisa en la cara, momentos como los vividos este fin de semana en nuestro milveces visitado y siempre diferente Torozo.
Realmente nuestra campaña de los últimos años no se define con la palabra “tachar”, para explicar nuestras andanzas en el Torozo, sino más bien “experimentar” cada palmo de roca de este lugar tan especial. Pero venga a experimentar y experimentar, las líneas se van acabando y aunque todos los años aparecen media docena de ellas por la zona, vamos ganando terreno y escalando más que se abre, por lo que al final nos estamos quedando sin rutas nuevas que repetir.
Benja en el L2...
En esta ocasión y casi para cerrar el ciclo de esta cara del Torozo, hemos escalado la vía “Drácula”, 230m aproximadamente de un recorrido bonito pero algo olvidado, manifestándose esto, en el musgo que ha crecido en su segundo tramo y que dan un carácter más retro al recorrido.
Tres largos de placas iniciales de corte deportivo, pero sin llegar a serlo, dan paso a una segunda parte más seria, con menos seguros fijos y más vertical y fisurada, del mismo palo que todas sus vecinas, pero con algún detalle personal que le hace picar de diferente forma que las otras.
Benja en el tramo clave de la vía...
Recuerdo que Fran me preguntó en la cima que cuantas estrellas le daría a esta ruta y la despaché con 3***, pues si bien es cierto que es divertida, no puede compararse en recorrido a su vecina “Juanito el 15”.
Hay que aprender a escalar...
Pero como sabemos la valoración de las cosas cualitativas es una percepción subjetiva de las experiencias que hemos vivido en ella, a ese respecto yo le daría 5***** en compañía, en disfrutes y en felicidad, pues compartir estos momentos con la gente que quieres y que aprecias es la magia de nuestro deporte y de la vida misma.
Parón obligado en este Torozo nuestro por las altas temperaturas, pero con la caída del verano volveremos a recorrer sus senderos verticales en busca de la escalada perfecta.
Benja y Fran en el final de la vía...
2 comentarios:
Joder, que buena cordada solo falta Javi para una Pantani-Cano, que bueno seria veros a los cuatro por una pared en Hoyamorao este año.
..jeje, en Hoyamorao o en cualquier lao!! Pues si que ha estado bien esta vía del Torozo, aunque me llevé tal paliza que hasta ayer no se ma quitao el petao de los antebrazos... por intentar liberar "de segundo"; los hay brutos y luego estoy yo, jajaja...
Un abrazo!
Publicar un comentario