lunes, 13 de junio de 2011

CHORRERA DEL LANCHÓN (Navalguijo): La corta historia de una zona con carácter propio…

¿Como comenzar la historia de esta zona que, tan escondida, ha permanecido anónima durante los más de diez años que llevan abiertas sus rutas, sin tocar puntos que desconozco y aventurándome en suposiciones que no he contrastado?... Por lo que me limitaré a contar una buena historia de cómo llego a saber de ella, como consigo la información de la zona y como llegamos a repetir uno de estos trazados recios y con carácter.

Todo comenzó, como toda buena historia, en algún momento del año pasado, cuando gracias a un amigo de este blog recibo unas fotos de la Chorrera del Lanchón y una pequeña información sobre la zona, que básicamente señalaba la presencia que algún intento de apertura y el equipamiento de los rápeles para descender la cascada, pero poco más.

Todo quedó ahí, hasta que este año, hará cosa de dos meses decido darme un paseo y conocer el entorno y la pared. Cual fue mi sorpresa al contemplar el muro, que justo después de volver a casa, comienzo con las labores de investigación sobre la zona.

Chorrera del Lanchón....

Foto anterior: Esther en el L2, 6b+...

Mi primer paso es ponerme en contacto con el Greim de Barco de Ávila, pues supongo que son ellos los que mejores indicaciones me pueden proporcionar y más conocimientos pueden tener del rincón, poco después un correo de Fernando me pone en la pista del aperturista de casi todos los trazados de la pared, Carlos “El Maquina”, un chico de Madrid muy conocedor de la Sierra de Gredos y un artista del Mundo Vertical.

Esther en el L1, 6b....

Hace años, 5 al menos, lo conocí en Galayos y junto a él o más bien de su mano escalamos “Amanece que no es poco” al Pequeño Galayo, desde entonces lo había visto un par de veces pero nada más.

El caso es que, por mail, le escribo y semanas después recibo una foto con sus trazados, todo queda ahí y poco a poco voy poniendo fechas en el calendario para poder acudir a catar la zona, pero progresivamente van pasando una tras otras sin llegar a cuajar ninguna.

Hasta este fin de semana, cuando en compañía de Esther, a la que consigo engañar para que me acompañe y cargados con todo tipo de aparejos, nos ponemos debajo del gran muro para hacer cuanto podamos en él.

Esther en la cima...

Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vemos a dos escaladores en la zona y más aún cuando uno de ellos es Carlos. Hablamos bastante sobre la zona, nos cuenta como abrió las vías, la importancia personal que tiene la zona para él y el estilo de apertura de la mayor parte de los itinerarios, desde abajo, con mínimas expansiones y con buena exposición. Tras esto, nos invita a repetir alguna ruta, antes de hincar el diente a un nuevo trazado, que es mi objetivo principal de la visita y lo que llevo soñando desde que hace dos meses visité la zona por primera vez.

Magníficas vistas de una Sierra de Gredos poco conocida...

Por petición del aperturista no voy a publicar las reseñas de estas vías, tan solo un post con las fotos y la experiencia, invitando a todo aquel que quiera aventurarse en la zona a investigar o vivir una aventura auténtica.

El caso es que el trazado en si me resulto espectacular, pacas lisas donde aparecen los cantos justos para ser escaladas y con anclajes contados que proporcionan un sabor picante a cada palmo de pared, se junta con la posibilidad de ser la 1ª repetición de la vía desde que se abría hace, al menos, 10 años. 160 metros de dificultades máximas de 6b+ y tramos obligados de V+.

Carlos y su compañero observando la pared desde la cima...

Tras esta escalada y con ese sabor rondándonos por el paladar aún, comenzamos nuestra aportación a la pared “De Marca Extremadura”, pero eso es otra historia…

Al lio!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Increible el sitio, gracias por engañarme! Fue genial!

Anónimo dijo...

Hace años que venimos pasando al pie de la chorrera camino de la laguna, los ojos siempre se van a la pared mientras picamos algo, ya que es parada obligada para beber algo de agua. Había visto algún parabolt en las enormes placas muuuuy alejados.
Un bonito (y caluroso) lugar,
un saludo
Nico