ALPES- ECRINS: “Pilar Sur de la Barre de Ecrins”... muchos metros, muchas historias, mil y una sensaciones.

¿A quien no le motiva la idea de hacer una vía kilométrica? Y, cuantas veces nos echamos atrás por las grandes logísticas, apartados lugares, la necesidad de material u otras cuantas excusas que evidencian nuestra falta de determinación…

Se podría decir que la vía que os presento, es ideal para empezar a acometer largos recorridos alpinos pues, el Pilar Sur de la Barre de Ecrins (4010m) es una ruta asequible, y con el compromiso justo para un itinerario de su envergadura.

Es importante establecer una buena estrategia para la ruta como es obvio en por su longitud, aun así lo podemos plantear de diversas formas según nuestro nivel y nuestras predilecciones. Pudiendo elegir entre un ataque rápido non stop que nos permita llegar al refugio a dormir o plantear un vivac en la pared, nosotros planteamos esta última opción, si bien emprendimos la aproximación a media mañana, para entrar en la pared y hacer el tramo que nos diese tiempo.

El punto crítico que debemos tener en cuenta es el paso de la rimaya, ya que primeramente superaremos unos 300 m de corredor y, cuando este se estrecha, pasarnos a la derecha a buscar la roca.

La ruta en el tramo rocoso, es en principio lógica, y tras un tramo rápido de roca regular, siempre tendiente a la izquierda, nos colocamos en una bifurcación de dos pilares, que corresponden a las dos rutas que tiene la pared. Cogiendo el de la derecha, la roca empieza a mejorar y la dificultad aumenta un poco. Fisuras y diedros caracterizan este tramo.
Así superando largos llegaremos debajo de una gran placa que nos corta el paso, se trata del largo con más dificultad de la vía, una tirada de 30 metros con dificultad de V+ de antes, es decir, que no es fácil.
A partir de aquí, la cosa se suaviza y el itinerario transcurre por una arista delicada, pero no difícil, en la que nuestra mayor preocupación será no tirar ningún bloque.

De esta forma llegaremos a la bonita cumbre, punto de encuentro con nosotros mismos, y en la mayor parte de las veces, lugar en el que nos damos cuenta de que lo mejor de todo ha sido el trayecto. Buscando en nuestro interior las sensaciones de la escalada, la complicidad con nuestro compañero, los momentos de tensión, de disfrute, de serenidad… deseando concluir el trayecto de bajada, pero a la vez no queriendo separar los pies de nuestro lugar infinito que supone ese cúmulo de rocas, hielo y nieve que acabamos de escalar.

Pues una escalada es, a parte del reto deportivo, una ruta que nos lleva al encuentro con nosotros mismos, nos enseña en silencio y nos permite experimentar las mil y una sensaciones del placer de vivir…

A lío!!!