PLASENCIA TEAM IN BLOC&ROLL: Mientras las yemas aguanten...

Por unos instantes, nos alejamos de las altas paredes que tanto me gustan, para mezclarnos con los pequeños bloques de Candelario. Este fin de semana pasado se celebraba una concentración-marathon de boulder en la zona y ningún componente del Plasencia Team se lo quiere perder, por lo que al final nos animamos a ir.

Sin madrugar excesivamente los participantes van llegando a cuentagotas a la zona de La Muela, donde se llevará a cabo la prueba principal, algo más de 100 bloques, con varios proyectos limpios para el evento, conforman la ficha de participación que se le aporta al escalador, para que durante la mañana y la tarde, realice el mayor número de ellos.

Con el buen ambiente de la zona y todo el mundo probando y ascendiendo bolos por doquier, los músculos comienzan a coger temperatura y los gatos adherencia, para fulminar uno tras otros los problemas que se ponen a tiro.

A media mañana hacemos un alto, pues no es cuestión de fundirse, las yemas ya están tocadas y el estómago pide algo sólido para digerir. Un descanso bien aprovechado que nos renueva las pilas y, mientras aguanten las yemas, nos catapulta de nuevo al escenario.

Las risas y los comentarios compartidos, buscan sentirse a gusto entre los participantes, que sin conocerse de nada, comparten mesa y mantel, bloques y crash pad, consejos y ánimos, como si fuesen íntimos amigos, sin duda, estas situaciones y sensaciones, son las que hacen del boulder, la modalidad más en auge, en los últimos años, dentro de la escalada y que hoy día en estas concentraciones se reúnan tantos participantes.

Finaliza el día como empezó, apurando los últimos cantos de ese bloque que se nos resiste, lamiéndonos las yemas y mirando de reojo ese garbanzo que se nos resbala, prometiéndole volver pronto al juego y dándole las gracias por suponer un reto futuro.

Por nuestra parte hemos escalado entre 40 y 68 bloques cada uno, Javi gana la maratón con 68 bloques y un montón de puntos. Con algunos encadenes de 7º grado.

Una cena cocinada con cariño, al abrigo de la hoguera, puso punto y final a nuestro día, ya que a la jornada siguiente teníamos deberes en el Torozo, pero no al del resto de los asistentes que hasta altas horas de noche, me consta, que estuvieron de parranda en el Albergue de la Peña de la Cruz.

Desde aquí agradecer sus esfuerzos a los organizadores que se curran el eventos, con el trabajo que ello conlleva, y a los participantes por hacernos pasar un día tan divertido.

Al lío!!!