Por circunstancias, hay momentos, en los que te alejas de lo que más te gusta y gastas minutos de la vida desarrollándote en otras dotes, para ser un chico de provecho, autónomo y realizado. Algunas cosas consigues, otras se antojan lejanas y un reto improporcionado y otras, se difuminan en una mente creativa, dejando su lugar a un nuevo pensamiento. El caso, y resumiendo, es que hacía mucho tiempo que no salía a escalar, los asiduos al blog ya lo habréis notado, y durante este tiempo he dedicado mis horas a producir, absorto, otra serie de proyectos personales igualmente importantes para mi.
Primeros momentos del L1...
Pero de nuevo, volvimos a la arena, a batir nuestras artes con la implacable gravedad, sucumbir a los encantos del liquen verde que cubre las paredes de la Peña Buitrera, y retozar con los movimientos estáticos que la dura cuarcita nos ofrece. Estábamos en casa.
La historia surgió la noche anterior, cuando después de trabajar, llegando a casa en un estado entre alterado y emocionado, tras terminar uno de estos proyectos personales de los que hablaba antes, propuse a mi amigo Benjamín que nos fuésemos esa misma noche a Cabañas, dormir allí, por la mañana escalar y estar de vuelta por la tarde para dar las clases del día, y así lo hicimos.
Saliendo de la reunión...
De entre todos los proyectos que nos rondaban la cabeza, terminar una ruta que, dejada por el tiempo, a la derecha de “La Maliche”, ascendía unos 15 metros terminando súbitamente en una chapa con un viejo mosquetón oxidado, era la que más nos atraía. Desde hace años, pensaba que ese itinerario era el denominado “Espolón de la cordada de fresa”, pero el pasado año, un intento de ascensión se truncó en la citada chapa, en la que se abrió mi curiosidad y espíritu de investigador.
He preguntado a varios escaladores de todos los tiempos de la zona y ninguno ha sabido darme pistas sobre los iniciadores de la ruta, por lo que, sin ánimo de ofender y con el simple objetivo de abrir horizontes y recorrer nuevas líneas, seguimos este recorrido y proseguimos, por la línea más lógica, con friends y figureros, hasta la cumbre.
Foto de cumbre...
Al final una línea muy buena, se imaginó en la pared y ha quedado plasmada para la posterioridad. Con la publicación de esta entrada, es posible que se abran nuevas líneas de investigación, para determinar los que iniciaron el trazado.
Espero no les importe nuestra actuación, pues me consta que al menos esos parabolts llevan puestos 10 años, y no había perspectiva de terminarse el trazado. Mientras tanto “Pajarito quiere volar” espera nuevas visitas y repeticiones.
Al lío!!!
1 comentario:
Muy buena la ruta y la experiencia. Para cuando la próxima en Villuercas?
saludos y enhorabuena.
www.miguelurbina.com
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