Las bajas temperaturas predominantes durante las jornadas anteriores y los carámbanos de hielo que adornaban las fuentes y rincones de mi pueblo, hacían preveer un universo efímero de formas heladas colgando de todos los sitios, en los 2000 metros de altitud a los que se encuentra el circo de Hoyamoros, y por ello, con dientes muy muy largos, decidí sacrificar una jornada de estudios por conquistar semejante manjar.
Más los indicadores no podía ser mejor, nada más salir del coche, todo lo que contenía agua estaba completamente helado, con un grosor que nunca habíamos visto en el lugar y con una dureza y calidad destacadas. Por el camino todo estaba en la misma quietud, intima y lisa del hielo terrenal, cada gota de agua constituía una cascada o lengua descolgándose del vacío o serpenteando por el suelo. Todo estaba tranquilo, seco, rudo y por todo ello impresionante.
Así la aproximación ligera, saltando de piedra en piedra, intentado no calzarnos los crampones que cada vez se hacían más indispensables, llegamos a Hoyamoros, donde de un instante a otro, nuestras botas comenzaron a trazar huellas en la nieve y la temperatura de súbito subió varios grados sin atender a lógica alguna que no fuese una inversión térmica inoportuna.
Fran llegando a la R1...
Nada parecía realmente bien formado, ni el Diedro del primer Hermanito, ni ninguna otra línea mágica de las que nos gustaría escalar y como no, nuestro objetivo principal, la cascada de la Proa, pendía de finas hebras que no tocaban suelo y parecía fracturada en su segunda tirada, por lo que no pensamos que pudiese escalarse.
Barajando, alicaídos, las posibilidades de actividad, decidimos al final optar por recorrer el Corredor Izquierdo de la Proa, buscando en todo lo posible el hielo escondido que deseábamos pinchar.
Fran en el L4, buscando el hielo...
Así recorrimos la línea marcada en la reseña, buscando una salida helada en la parte superior y quemando en la medida de lo posible, estos lujosos días de actividad, en los que el “fracaso” de las ilusiones hechas inicialmente, es diluido en una actividad de reserva, de mediano interés, pero que por ello no deja de ser un magnífico recorrido.
Pero entendedme, cuando buscas esa línea que debería estar allí, vas a ella, y no está, te quedas un poco descafeinado y aunque la ruta que escales sea aceptable, no es lo mismo.
Foto de cumbre...
Aunque tengo muy presente lo que me dijo un día un buen amigo, y yo como tal os lo relato a vosotros: “Para triunfar alguna vez en montaña o encadenar una vía excepcional, hay que fracasar y darse la vuelta muchas veces. El secreto esta en estar ahí para intentarlo”, ya caerá otro día….
Al lío!!!
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