Y es que el plan no era ir a escalar al Torozo, sino terminar la ruta que habíamos empezado a final de año en el Ameal de Pablo, pero la pereza y lo calentito de las sábanas nos impidió levantarnos temprano y tuvimos que idear un plan “B” para copar el día de actividad planeado.
Benja en el L1...
Las temperaturas y condiciones de la montaña este año, están muy raras y a falta de buenas actividades de nieve-hielo, la roca pasa por ser líder indiscutible de la aventura y escalar en pleno enero en manga corta, en plena Sierra de Gredos, un lujo difícilmente resistible, así que Benjamín y yo, reducimos las herramientas de abrir vías, a las estrictamente necesarias para escalar esta ruta y sin croquis, ni referencias escritas pusimos rumbo a ella.
En el L2 de la vía, nuestro L3....
Vago recuerdo teníamos entonces de las graduaciones de los largos u otra información que normalmente es importante para escalar un itinerario, tan solo ciertos flases sobre el recorrido y las vías que la custodiaban a ambos lados y que si habíamos hecho, así como su equipamiento a base de chapas negras, por lo que la incertidumbre era, al menos, destacable.
El recorrido en sí es mi opinión, rebuscado en ciertos tramos y en determinados puntos puede llevar a confusiones sobre anclajes o reuniones de otras vías, por lo que si queremos hacer un recorrido completo del itinerario, es necesario llevar una buena reseña y estar atentos al trazado, en ocasiones muy equipado y en otras muy expuesto, sucio y no muy lógico ( a destacar en L3, en el que después de dos parabolts, hay que hacer una gran travesía a la derecha, totalmente desequipada y muy sucia, que te lleva a la R3).
Escalando el L2 (V+/6a)...
Dos partes muy diferenciadas componen la vía, como todas las que discurren por este paño de pared, unos primeros largos donde predomina la escalada sobre placas de granito, dan paso en la mitad superior a muro más o menos vertical, donde predominan los diedros y fisuras y donde el grado es mucho más asequible o la escalada menos técnica y más física.
El trazado marcado en la reseña adjunta, no es realmente el que seguimos nosotros ni las reuniones concuerdan al 100% con las que montamos, pues la falta de croquis y la cercanía de otras rutas, nos hicieron confundirnos en varias ocasiones o tomar variantes por lo sucio de algunos tramos de la ruta.
En definitiva, sustituimos la paliza de terminar la ruta del Ameal de Pablo, por una alternativa menos cansada, más soleada y primaveral, que nos ha permitido comenzar a rodar para la temporada de roca de primavera de este año, pero que no ha sido destacada en belleza y calidad. Como diríamos después de una escalada “Una menos”…“Una más”.
En la cumbre...
Poco a poco vamos estrechando el cerco al Torozo y aunque hay vías que no nos motivan nada, por el estado en el que se encuentran o el musgo que las tapiza, de las que si lo hacen, van quedando pocas en la carpeta de objetivos y pronto habrá que empezar a repetir las que más nos han gustado.
Al lío!!!
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