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150 metros de magníficos largos y pasajes verticales de dificultad mantenida, sin más equipamiento, que el justo
5 largos componen la ruta, de los cuales, únicamente el último se encuentra sin liberar y posiblemente su dificultad se encuentre en otra dimensión, la del octavo grado. Pero a decir verdad, es el más espectacular de todos, 15 metros de continua fisura desplomada, atlética y bien protegida para terminar con la sección más difícil, justo en el punto saliente de la visera.
Nos costó, bueno es decirlo, dos días de escalada completar la apertura de la ruta, interrumpido el primero, eso si, por una incesante lluvia que nos obligó a abandonar en la R3 y volver de nuevo días más tarde. De ahí el nombre de la ruta.
Con esta vía, completábamos una Semana Santa radiante y provechosa, donde los días de escalada se sucedían uno tras otro y bajo ningún concepto deseábamos que terminasen, pero las obligaciones esperaban y ahora semanas después, tan solo deseamos que estos días vuelvan de nuevo y otros horizontes des
P.D: El descenso es común a "Amanece que no es poco"
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